La parcela se ubica en una zona gran relevancia de la ciudad, donde confluyen importantes flujos circulatorios, la conexión con las autovías A52 y A53 y el puente del Milenio constituyendo una de las principales puertas de la ciudad.
Por otra parte, el edificio se encuentra en una posición de charnela, rematando la trama urbana de un lado y abriéndose hacia el río y la ciudad por los otros dos.
Por ello se opta por una respuesta contextual con distintas lecturas en función del punto de vista del observador.
Así pues, mientras hacia la calle Franciso Lloréns y hacia el lateral oeste, el edificio ofrece dos sobrias fachadas, de traza recta y de carácter urbano, que siempre son percibidas desde las distancias próximas, reinterpretando las galerías tradicionales que han caracterizado la imagen urbana de nuestras ciudades a lo largo de los siglos.
Sin embargo, hacia el río o hacia la Avenida Pardo de Cela, el edificio despliega unas volumetrías fluídas, que hacen referencia a la confluencia de los ríos, al feliz encuentro del Miño y el Sil para formar ya una única entidad.
El trabajo por bandas de la fachada, hace referencia a los procesos de erosión, a los accidentes geológicos, a los socalcos de los viñedos de las riberas del Sil y establece una relación entre la arquitectura y el paisaje, que se percibe desde la lejanía.
Uno de los principales objetivos de la propuesta es liberar gran parte de la planta baja, buscando la conexión de los espacios públicos urbanos, recogiendo los flujos peatonales de la ciudad en la glorieta de la Avenida Pardo de Cela, conectándolos con el puente del Milenio y los paseos fluviales del Miño, a través del parque de la Ribeira Sacra.
En la fachada norte, el edificio se ahueca hacia este espacio público y genera unas formas fluídas que nos conducen hasta la entrada principal, que está situada en el centro del edificio y vinculada a este espacio peatonal.
En el diseño de estos espacios públicos, hemos trabajado con un concepto de espacio fluído, que al igual que los ríos, se bifurca, se remansa, cambia de cotas e introduce la idea de movimiento y de la percepción dinámica del espacio, en referencia a los paseos fluviales.